A veces basta con solo eso.
Con una velada de risas compartidas,
de miradas furtivas,
de sonrisas cómplices.
A veces,
en una única noche,
tenemos la posibilidad
de conocer a otra persona
de una manera especial.
A veces una noche
es suficiente para enamorarse.
A veces,
el destino es cruel
y, al amanecer,
nos vemos obligados a partir.