31 de octubre de 2011

31 de Octubre de 2003


Con paso lento y movimientos mecánicos, Jack abandona la estación de autobuses de Omagh. Avanza por las calles como un fantasma, como un alma en pena. Su mente está sumida en una oscura tormenta, un caótico vaivén de amargos recuerdos.

Sin darse cuenta, su errante vagabundeo lo lleva al punto exacto donde poco más de cinco años atrás, explotó la bomba. Donde Aisling murió. El pulso y la respiración se le aceleran, intenta controlarse pero empieza a notar un mareo que va creciendo con fuera a la vez que siente una opresión agobiante.

Sin poder aguantarlo más, Jack se aleja de la zona por una callejuela. Han pasado cinco años y no deja de afectarle. Las cosas parecen pintar cada vez mejor para Irlanda del Norte y las víctimas de Omagh han sido vengadas. Se encargó personalmente de ello. Pero aún así…

Sigue su camino hasta un pequeño hostal donde alquila una habitación para pasar la noche. Esta noche se celebra Halloween, pero para los antepasados celtas de Jack era Samhain, una noche donde el velo que separa el mundo de los vivos y el de los espíritus se vuelve más tenue.

Quizás el espíritu de Aisling pueda ayudarle a encontrar algo de paz. 

18 de octubre de 2011

Calor del Abrazo de un Niño


Las dudas me asaltan. Es como si el terreno que me sostiene, que antaño sentía como una sólida construcción se estuviese desmoronando a ritmos irregulares, a veces, lentamente y, otras, tan rápido que me tambaleo.

Mi futuro, ¿adónde me encamino? ¿Dónde quiero llegar? Algunas veces lo tengo tan claro que es casi como si pudiera tocarlo y otras, como ahora, veo ante mis propios ojos como se deshilacha y se mezcla con una confusa neblina en la que no parece posible discernir nada.

Pero, aún así, detenerse no es posible. Esperar a que las cosas se aclaren realmente no es una opción, nunca lo ha sido. Tan sólo puedo caminar hacia delante y confiar. Confiar en mi instinto y no equivocarme. Confiar en tomar la decisión, no ya correcta, sino la más adecuada a quién yo soy. Pero, cuando enfrente de mí aparecen varios senderos, varios caminos, ¿cuál tomar?

Como si mi instinto me diera, a su manera la respuesta, vuelve a mi memoria un recuerdo reciente, apenas unas horas atrás. Un recuerdo que disipa mis dudas. Un recuerdo que aclara el camino a seguir. El recuerdo del calor del abrazo de un niño.