23 de agosto de 2013

Herida Abierta

Desgarrado, roto
como un muñeco
olvidado y cubierto de polvo.

Desgarrada mi alma
tras incontables batallas
que sigo sin saber
si gane o perdí.

Desgarrado mi corazón
al ver en tus ojos
la pura inocencia
que un día se extinguirá.

Cicatrices supurantes
invisibles a los ojos
me cubren.

Recuerdos
de haber amado,
de haber sufrido.

Heridas abiertas
que se niegan a curarse,
dolor fantasma de 
partes amputadas de mi alma.

27 de enero de 2013

A veces una Noche es Suficiente para Enamorarse

A veces basta con solo eso.
Con una velada de risas compartidas,
de miradas furtivas,
de sonrisas cómplices.

A veces,
en una única noche,
tenemos la posibilidad
de conocer a otra persona
de una manera especial.

A veces una noche
es suficiente para enamorarse.

A veces,
el destino es cruel
y, al amanecer,
nos vemos obligados a partir.

26 de noviembre de 2011

Tic, Tac


Tic,
el reloj avanza,
se te acaba el tiempo.

Tac,
sus manecillas no esperan,
no esperan a nadie.

Tic,
ya no existe el futuro,
no hay espacio para los sueños.

Tac,
olvida el pasado,
sólo tienes este segundo.

Tic,
no puede esperar,
tienes que actuar.

Tac,
el reloj avanza,
se te acaba el tiempo.

18 de noviembre de 2011

Ruido de Motores de Congelador


Noto su mirada en mi espalda. Pero quizás me equivoque. No debería girarme. No debería importarme.

Me lo repita una vez. Y otra. Y otra,…

Lentamente, como si estuviera sumergido en denso mercurio, me giro. A través del corredor del supermercado, nuestros ojos se encuentran, las miradas se cruzan. En su cara se dibuja una leve, dulce sonrisa. Noto que en mi cara también. ¿Quién de los dos sonrió primero? No lo sé. Y, maldita sea, no debería importarme.

Debido a la distancia, vuelve a gesticular para repetir la proposición de quedar para tomar un café por la tarde. Sin dejar de sonreír, vuelvo a negar con la cabeza.

No tengo claro el porqué, pero siento que no puedo aceptar. Que no puedo ¿enamorarme de ella? Quizás lo vea como una debilidad, quizás vea que no nos llevaría a ningún sitio. No lo sé.

Giro de nuevo, sin poder quitármela de la mente. Sus cara, sus ojos, su sonrisa. Respiro profundamente y vuelvo a intentar borrarla de la mente. Pero es inútil. Sólo existe ella, como un espíritu, que no deja de sonreírme con dulzura mientras el resto de la realidad queda apartada por el ruido de motores de congelador.

4 de noviembre de 2011

Lluvia de Deseos


Trozos de roca,
cruzando el cielo
no tienen poder alguno.

Sólo cada uno puede
aceptarse como es,
luchar por lo que quiere.

Cae una estrella,
una chica desea
ser diferente,
ser amada y bella.

Cae una estrella,
su mirada,
su risa, sus labios,
un chico sueña con ella.

Cae una estrella,
una madre espera
poder proteger a su hija
que nada le haga mella.

Cae una estrella,
una niña sueña
con llegar a ser famosa,
con dejar su huella.

Cae una estrella,
un anciano cierra los ojos,
recuerda a su nieta,
siente la voz de la doncella.

Cae una estrella,
un hombre suspira,
desea tener fuerzas
para dejar la botella.

Trozos de roca,
cruzando el cielo
no tienen poder alguno.

Sólo cada uno puede
aceptarse como es,
luchar por lo que quiere.

31 de octubre de 2011

31 de Octubre de 2003


Con paso lento y movimientos mecánicos, Jack abandona la estación de autobuses de Omagh. Avanza por las calles como un fantasma, como un alma en pena. Su mente está sumida en una oscura tormenta, un caótico vaivén de amargos recuerdos.

Sin darse cuenta, su errante vagabundeo lo lleva al punto exacto donde poco más de cinco años atrás, explotó la bomba. Donde Aisling murió. El pulso y la respiración se le aceleran, intenta controlarse pero empieza a notar un mareo que va creciendo con fuera a la vez que siente una opresión agobiante.

Sin poder aguantarlo más, Jack se aleja de la zona por una callejuela. Han pasado cinco años y no deja de afectarle. Las cosas parecen pintar cada vez mejor para Irlanda del Norte y las víctimas de Omagh han sido vengadas. Se encargó personalmente de ello. Pero aún así…

Sigue su camino hasta un pequeño hostal donde alquila una habitación para pasar la noche. Esta noche se celebra Halloween, pero para los antepasados celtas de Jack era Samhain, una noche donde el velo que separa el mundo de los vivos y el de los espíritus se vuelve más tenue.

Quizás el espíritu de Aisling pueda ayudarle a encontrar algo de paz. 

18 de octubre de 2011

Calor del Abrazo de un Niño


Las dudas me asaltan. Es como si el terreno que me sostiene, que antaño sentía como una sólida construcción se estuviese desmoronando a ritmos irregulares, a veces, lentamente y, otras, tan rápido que me tambaleo.

Mi futuro, ¿adónde me encamino? ¿Dónde quiero llegar? Algunas veces lo tengo tan claro que es casi como si pudiera tocarlo y otras, como ahora, veo ante mis propios ojos como se deshilacha y se mezcla con una confusa neblina en la que no parece posible discernir nada.

Pero, aún así, detenerse no es posible. Esperar a que las cosas se aclaren realmente no es una opción, nunca lo ha sido. Tan sólo puedo caminar hacia delante y confiar. Confiar en mi instinto y no equivocarme. Confiar en tomar la decisión, no ya correcta, sino la más adecuada a quién yo soy. Pero, cuando enfrente de mí aparecen varios senderos, varios caminos, ¿cuál tomar?

Como si mi instinto me diera, a su manera la respuesta, vuelve a mi memoria un recuerdo reciente, apenas unas horas atrás. Un recuerdo que disipa mis dudas. Un recuerdo que aclara el camino a seguir. El recuerdo del calor del abrazo de un niño.

15 de septiembre de 2011

Hoy


Hoy
te amo
como nunca
te he amado.

Hoy
mi amor
por ti
no tiene límites.

Hoy
daría mi vida
para que la tuya
fuera mejor.

Hoy
dejaría de soñar
y lucharía
para cumplir tus sueños.

Hoy
te amo
como nunca
he amado antes.

Hoy
soy tuyo
en cuerpo
y alma.

Hoy,
hoy
te estoy mintiendo.

29 de agosto de 2011

Caricia de Gotas de Agua

Me apartó el pelo de la cara mientras el agua de la ducha va cayendo sobre mí. Intentando centrarme en esa sensación que te deja mientras va llevándose consigo el sudor y el cansancio.

Pero el caso es que no puedo apartar mi mente de ella. Cuando volvía de correr, me he encontrado con ella. A estas alturas debería haberlo superado, lo sé. Pero como si de una mala indigestión se tratara no para de repetírseme de vez en cuando. Como si nunca acabara por completo de dejarla atrás.

Desde el primer día que la vi, hace ya casi un año y medio, captó mi atención. Instalándose, de manera permanente, en mi cabeza. ¿O debería decir corazón? Quién sabe.

Últimamente, las veces que nos encontramos, charlamos y bromeamos, incluso un día, en broma, me invitó a cenar a su casa. Prefiero no pensar en la posibilidad de intimar con ella.

Suspiro con la esperanza de olvidarme de ella y que mi mente se aclare con la caricia de gotas de agua.

22 de agosto de 2011

Un Sueño Perturbador

Acabada ya la preparación de las siguientes clases, Sébastien apagó el portátil y, tras recoger sus notas, se dirigió a la cama.

Pronto se encontró soñando.

Estaba hablando con algunos de sus alumnos en una cafetería cercana a la universidad que a veces frecuentaba. Todos estaban atentos a sus palabras y, entonces, mientras su mirada recorría el local, la vio entrar. Era la misma adolescente que estaba en el cementerio. Llevaba un vestido de lino blanco y la ausencia de la gorra, mostraba su pelo castaño, liso y sedoso que le llegaba hasta el cuello. Nada más traspasar la puerta su mirada se clavó en la de Sébastien. Esos ojos verdes como esmeraldas, parecían brillar con una fuerza interior, llamándole.

Atraído y a la vez dispuesto a resolver el misterio de esa chica, Sébastien se levantó y se dirigió hacia ella. Cuando estuvieron cara a cara, ella tiró de él y levantándose de puntillas, apretó sus labios contra los de él, que no tardó en entregarse al beso a su vez. Sin dejar de besarlo, la chica lo acercó a una mesa mientras le arrancaba la camisa. Después de deshacerse de ella, la joven, de un manotazo, quitó las tazas y copas que estaban en la mesa y con una fuerza inesperada en un cuerpo tan pequeño, tumbó a Sébastien en ella.

Las chicas que estaban sentadas alrededor de la mesa no se movieron mientras la adolescente acababa de desnudarlo sin dejar que se levantase. Tampoco dejaron de mirar mientras ella se colocaba encima de la mesa y acariciaba el cuerpo del marsellés a la vez que con la otra mano se quitaba la ropa interior, sin quitarse el vestido. Unas braguitas de color blanco con bordados rosas en los bordes y un lacito en la parte de delante. Las echó en el pecho de Sébastien mientras se colocaba a horcajadas encima de su sexo y empezaba a moverse frenéticamente. Dejándose llevar por la situación, Sébastien se movía siguiendo el ritmo de la desconocida, ignorando las miradas que toda la clientela de la cafetería les estaba dirigiendo.

Sus movimientos se aceleraron y la chica le clavó las uñas en el pecho mientras gritaba extasiada. Por su parte, Sébastien sentía como todo su cuerpo vibraba. Y en un mismo instante, ambos alcanzaron el clímax al unísono.

La joven sin dejar de moverse rítmicamente, aunque ya más despacio, se inclinó hacia Sébastien besándolo con fuerza. Después acercó su boca a la oreja de él a la vez que le ponía su ropa interior en la mano.

- Para que no te olvides de mí. - su voz sonaba sensual e inocente a la vez, tal y como el se la había imaginado.

Empapado de sudor, Sébastien despertó alterado. Aquél sueño había sido muy extraño. Pero su confusión todavía aumentó más cuando se dio cuenta de que en su mano derecha se encontraban unas braguitas blancas con bordados rosas en los bordes y un lacito en la parte de delante.