Todo empieza en una de las clases del instituto. La verdad es que no tengo muy claro que estábamos haciendo, ni quién era el profesor o profesora que teníamos en ese momento. Sólo sé que estaba sentado en mi lugar de siempre. Y, de repente, la puerta se abrió de golpe, entrando un aire gélido, tan glacial que las decoraciones que están en la entrada quedaron cubiertas de escarcha. Antes de que nadie tuviese tiempo de levantarse a cerrarla o siquiera mencionarlo, entró una alta figura oscura de forma humana, aunque vagamente deforme. Debido a su altura, tuvo que agacharse para pasar por el marco de la puerta. Iba completamente vestida con algún tipo de ropaje oscura, una túnica o una gabardina quizás, y en su cabeza, una gran capucha que no dejaba ver ni un atisbo de su rostro. Sin mover ningún miembro de su cuerpo, la figura avanzó un par de metros. Ninguno reaccionamos.
Entonces, finalmente se movió, levantando su mano derecha y señalando a una chica. Con ese movimiento, su mano salió de la cobertura de la tela, revelando una especie de guantelete metálico, aunque parecía que casi podías ver a través de él. Finalmente, se oyó su voz, aunque más que provenir del ente, parecía resonar por toda la clase. Después de llamarla por su nombre, añadió:
“Vengo a por ti.”
Para cuando me di cuenta de algo, ya me encontraba de pie, delante de la figura, interponiéndome en su camino hacia la chica, que se trata de la chica por la que me siento atraído. Mi mirada se dirige a la negrura donde debería estar su rostro.
“Llévame a mí en su lugar.” Sin dejar de sostener la mirada en el sitio, alargo el brazo izquierdo hacia atrás, hacia ella y la llamo por su nombre. “Vete, rápido.”
“No.” responde ella mientras se levanta de su sitio, hacia mí.
En ese momento, la figura se dirige hacia mí con su garra de metal o cristal, al mismo momento yo me lanzó contra ella con todo mi peso. Y aunque me acabo llevando un feo corte en el hombro, consigo empujarla contra la pared. Sin detenerme, me lanzó contra ella a la vez que llamó por el nombre a las dos personas en quién más confío de la clase.
“Por favor, ayudadla a salir de aquí. No dejáis que la atrape.” y tras estas palabras le lanzó una patada contra el plexo solar. Que me acaba doliendo más a mí que a eso. Es como si hubiera dado una parada a un muro de carga. Pero por suerte, oigo como se abre la puerta del fondo de la clase y por el rabillo del ojo, veo que entre los dos se la llevan. Sonrío. Al menos puedo intentar darles algo de tiempo.
Finalmente, el resto de gente la clase empieza a reaccionar y salen de la clase. En especial, hay una chica que sale nada más acaban de salir ellos tres. A la vez, esa extraña figura parece recomponerse y se acerca a mí.
“¿Crees que podrás detenerme? ¿Qué podrás vencerme?” me pregunta con su voz fría, que retruena con las paredes.
“No. Ni siquiera me lo planteo.” le respondo mientras intentó recuperar la sensibilidad en la pierna con la que le golpee.
“Entonces, ¿por qué luchar? ¿Por qué resistirte?” En su voz aparece por primera vez un atisbo de emoción, parece estar intrigado ante algo que no comprende.
“No podía quedarme quieto. No pienso permitir que le hagas nada.” por fin empiezo a recuperar sensibilidad en la pierna, aunque me duele horrores.
“Así que sigue habiendo héroes.” su tono de voz revela un cierto matiz de insulto “Sé tratar a la gente como tú.”
Tras eso, se lanza contra mí, con la garra por delante, consigo esquivarla y dirigir un puñetazo a donde estaría su cara, pero nada detiene el recorrido de mi brazo, que desaparece en el interior de la capucha. Intento detenerme y alejarme, pero antes de que pueda hacer nada, la oscuridad que sería su rostro crece y me engulle.
En ese momento, mientras noto como si mi cuerpo fuera transportado a gran velocidad, veo lo que ocurre en el pasillo, como la estampida de gente se aleja de la clase. En cabeza van ellos tres y la chica que ha salido justo detrás de ellos. Pero, entonces, de repente, la figura se aparece delante de ellos, y abriendo los brazos crea delante de ellos un agujero negro que los atrae y absorbe.
Al poco, aparecen en una cueva oscura y húmeda. La misma a la que yo había sido enviado antes. Sé que saben que estoy allí, aunque no sepan dónde.
Me encuentro en una cueva oscura, húmeda y con olor a mar. Estoy atado con cadenas a una roca inmensa y delante de mí, hay una pequeña apertura que durante las horas de marea baja, me permite ver algo de luz del exterior. El resto del tiempo, el agua salada llega hasta mí, y las olas me golpean con fuerza. Desconozco cuanto tiempo llevo sufriendo esto. No siento ni hambre, ni sed, ni sueño, nada. De hecho, ni recuerdo quien soy, porque estoy aquí…
De repente, noto como aparece una luz plateada en un lateral. Es ella. Aunque no recuerdo como se llama, ni quien es, sé que es ella. Al verme en ese estado, le brotan unas lágrimas y se lanza a la carrera hacia mí. Justo cuando está delante de mí, con gestos muy lentos posa una mano tiernamente en mi mejilla. Al notar el contacto de su piel, noto como mi memoria me vuelve. Recuerdo quien soy, pero, sobre todo, recuerdo quien es ella.
Después de que recuperara mi memoria, me la quedo mirando y con las pocas fuerzas que me quedan consigo susurrar su nombre, entre las lágrimas, se le dibuja una gran sonrisa, que pronto se me contagia. Entonces, se acerca todavía más a mí, y poniéndose de puntillas, me rodea los hombros, besándome en los labios. Y es, en ese momento, cuando notó sus suaves labios acompañados del sabor salado de sus lágrimas que las cadenas que me retenían se rompen y caen al suelo.
Despierto.