Siento que a mi alrededor
el viento ha cesado de soplar,
que ya ni la más ligera de las brisas
se acerca a mí,
a este sereno lago
de montañas rodeado.
Y ante tal quietud,
ante tal ausencia de vida,
nada perturba, ni agita
las tranquilas aguas.
Pero en lo más hondo de mi ser,
sé la falsedad que esconde,
sé cómo el tedio lo destroza.
La perpetua monótona rutina
que no amenaza la quietud,
lejos de permitirle mantener
el estado apacible,
le ataca desde dentro,
y en el profundo interior
nace con fuerza un deseo,
un anhelo que lo reconcome,
que de entre las montañas
que lo aíslan del mundo
vuelva a aparecer una tormenta,
un cúmulo de fuerzas naturales
y de ingentes emociones imparables
que amenacen de nuevo su quietud.
Sólo en esos momentos de conflicto,
cuando su equilibrio se ve amenazado,
cuando todo el mundo a su alrededor
cambia velozmente sin contar con él,
sólo entonces siente el lago
la vida que fluye en sus aguas.
Esa confrontación es la que anhela,
la que desea con todo su ser.
Sólo en semejante tempestad exterior
que lo amenace,
puede hallar la paz interior
que lo completa.
Sólo en el centro de una tormenta
podrá obtener la verdadera calma,
y no ese burdo engaño
que ahora lo rodea.
A su alrededor, las cumbres,
de nieve empiezan a llenarse.
Sé que, cuando las nieves se fundan,
llegará al lago una gran tempestad,
quizás la mayor que haya vivido nunca.
Sólo se trata de tener paciencia.
el viento ha cesado de soplar,
que ya ni la más ligera de las brisas
se acerca a mí,
a este sereno lago
de montañas rodeado.
Y ante tal quietud,
ante tal ausencia de vida,
nada perturba, ni agita
las tranquilas aguas.
Pero en lo más hondo de mi ser,
sé la falsedad que esconde,
sé cómo el tedio lo destroza.
La perpetua monótona rutina
que no amenaza la quietud,
lejos de permitirle mantener
el estado apacible,
le ataca desde dentro,
y en el profundo interior
nace con fuerza un deseo,
un anhelo que lo reconcome,
que de entre las montañas
que lo aíslan del mundo
vuelva a aparecer una tormenta,
un cúmulo de fuerzas naturales
y de ingentes emociones imparables
que amenacen de nuevo su quietud.
Sólo en esos momentos de conflicto,
cuando su equilibrio se ve amenazado,
cuando todo el mundo a su alrededor
cambia velozmente sin contar con él,
sólo entonces siente el lago
la vida que fluye en sus aguas.
Esa confrontación es la que anhela,
la que desea con todo su ser.
Sólo en semejante tempestad exterior
que lo amenace,
puede hallar la paz interior
que lo completa.
Sólo en el centro de una tormenta
podrá obtener la verdadera calma,
y no ese burdo engaño
que ahora lo rodea.
A su alrededor, las cumbres,
de nieve empiezan a llenarse.
Sé que, cuando las nieves se fundan,
llegará al lago una gran tempestad,
quizás la mayor que haya vivido nunca.
Sólo se trata de tener paciencia.
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