21 de enero de 2011

Imágenes Borrosas en Verde y Marrón

La sacudida del tren al detenerse en la estación me despierta del leve duermevela en el que me había sumido, mecido por el suave vaivén del convoy.

Perezosamente abro los ojos y, mientras el tren prosigue su camino dejando atrás a la pequeña estación, me quedo mirando la mochila que se encuentra reposando en el asiento enfrente de mí. Sonrío al pensar en el otro equipaje que llevo. Ese equipaje emocional que, aunque no se vea es todavía más extenuante de llevar.

De soslayo, miro, a través de la ventana, hacia el paisaje que vamos dejando atrás. Y con eso en mente, vuelvo a sonreír. Aunque esta vez no hay ni una pizca de ironía en mi sonrisa. Más bien esperanza. Esperanza en lo que el futuro me depara. Esperanza en que quizás, en cierto modo, quepa la posibilidad de aligerar mi equipaje emocional.

Una nueva oportunidad, una nueva vida, un horizonte lleno de posibilidades. Un lugar en el que nadie me conozca, me recuerde mi pasado. Un lugar donde pueda crear uno nuevo.

Me gustaría ser como el tren y, a medida que avanzo en mi camino, en mi vida, que, igual que el paisaje, mi pasado se fuese quedando atrás, convirtiéndose meramente en imágenes borrosas en verde y marrón.

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