Aunque por la ventana del pequeño apartamento todavía no llegaba la luz del sol que anunciaba la llegada de un nuevo día, Jack se despertó. La ausencia de la presión de los muelles en la espalda le indicó que no había dormido en su cama. Una suave presión en el lado derecho del pecho le recordó lo que había ocurrido la noche anterior. Sin apenas moverse, bajó la mano izquierda, acariciando el pelo castaño de Eileen.
La luz de las farolas de la calle entraba tenuemente por la ventana y destacaba el cuerpo desnuda de la joven camarera inglesa. Jack se movió con cuidado de no despertarla y se quedó mirándole el rostro mientras ella seguía durmiendo.
En su interior, emociones encontradas. Se sentía asqueado consigo mismo, no podía evitar sentirse como si la hubiera utilizado, como si se hubiera servido de su cuerpo para desahogarse. Pero a la vez, había otra sensación en su interior. Una sensación extraña, casi olvidada en el pasado. Con delicadeza, movió la mano izquierda acariciándole la mejilla.
Y luego también estaba esa otra sensación. La de que tarde o temprano, seguramente temprano, le acabaría haciendo daño, rompiéndole el corazón.
Quizás debería aprovechar que Eileen estaba dormida para irse del piso de ella, aunque fuese una acción cobarde.
Estaba todavía indeciso cuando ella se despertó. Al verlo también despierto, le miró con sonrisa adormilada, mientras se acercaba a él. Al mirar en esos ojos verdes, Jack no tuvo fuerzas para separarse de ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario