7 de febrero de 2011

8 de Enero de 1999

Después de terminar de anudarse la bandana roja, Jack se quedó mirando su reflejo en el espejo.

Habían sido unos meses difíciles y duros. Ese día no sólo perdió a Aisling, sino que sus tíos, su única familia también perecieron en la explosión. Estaba a punto de sumirse en el abismo del alcoholismo cuando llegó esa llamada, cual salvavidas inesperado.

Le daban una oportunidad. La oportunidad de vengarse.

Algo paranoico, Jack no pudo evitar, en un primer momento, desconfiar de esa información. Pero durante los días siguientes no pudo dejar de pensar que quizás fuese verdad y, de manera concienzuda empezó a investigar por su cuenta.

Por fin, empezó a salir de la apatía en la que llevaba más de un mes sumido. Sólo por eso estaba agradecido con esa persona que se había identificado como ‘su amigo, el comandante Gillroy’.

Pero tras varias semanas, confirmó esa información. Había encontrado a la gente verdaderamente responsable del atentado de Omagh. Su atención, su razón de ser cambió con la velocidad de una centella. Su motivo para seguir viviendo era la venganza.

Las semanas siguientes las dedicó a prepararse para este día. Y por fin había llegado. Se ajustó, por última vez la bandana que le valió el apodo de Redcap y salió del pequeño apartamento.

Era hora de que pagasen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario